abril 24, 2025
claudia271

La coordinación en el Senado, el liderazgo de la bancada en la Cámara de
Diputados y posiciones privilegiadas en el Gabinete presidencial. Esos fueron los
llamados “premios de consolación” que pactaron los contendientes con la
dirigencia nacional del partido antes de que comenzara la carrera presidencial de
Morena para mantener la unidad y evitar fracturas en el bloque gobernante. Sin
embargo, tras el triunfo de Claudia Sheinbaum en la encuesta interna, aún es
incierto el futuro político de las otras corcholatas, quienes, al menos en público, no
han confirmado si están interesados, si ya aceptaron algún puesto o si buscarán
un acomodo diferente al trazado desde Palacio Nacional. Con el bastón de mando
en manos de Sheinbaum como sucesora de Andrés Manuel López Obrador en el
movimiento, pero también como la coordinadora de los comités de defensa de la
Cuarta Transformación, la abanderada oficialista tiene un ojo en la campaña para
2024 y el otro en llevar a buen puerto las negociaciones internas. Ella será la
encargada de negociar las posiciones, en caso de que aspiren a alguna, de sus
excontrincantes.

A principios de junio pasado, una semana antes de que arrancara el proceso
interno del partido gobernante, López Obrador tomó las riendas de la carrera por
la sucesión y convocó a las corcholatas de Morena a una cena en El Mayor, a
unas calles del Palacio Nacional. En presencia de gobernadores y varios
liderazgos de Morena, el presidente pidió a los principales cuadros de su
formación cerrar filas con Delfina Gómez, que acababa de ganar la elección en el
Estado de México, y anteponer la unidad partidista a los participantes en la
contienda por la candidatura presidencial, confirmaron a EL PAÍS algunos de los
asistentes. Fue a partir de esa reunión que se empezó a hablar de un pacto para
mantener la cohesión interna: el segundo lugar iría a la coordinación del Senado,
el tercero conduciría a la bancada en la Cámara de Diputados y el cuarto ocuparía
una posición de privilegio como secretario de Estado.
Las primeras dudas sobre el acuerdo surgieron el pasado 6 de septiembre, el día
en que Sheinbaum fue ungida como candidata y en que Marcelo Ebrard, el
segundo lugar, desconoció los resultados y acusó prácticas fraudulentas en la
contienda interna. El excanciller no sólo dejó en vilo si iba a aceptar un lugar en el
Senado, también su propia permanencia dentro de la formación. “No voy a
cambiar de partido ni a dejar de luchar”, dijo Ebrard el pasado 13 de noviembre,
tras dos meses de silencio y especulaciones que terminaron con un
“entendimiento político con Claudia”, en sus palabras.
“No me ha ofrecido ningún cargo y la senaduría yo le dije ‘por ahora, no es el
tema’, porque eso estaba ya en el acuerdo del Consejo Nacional. Ya lo he dicho

en varias ocasiones: eso va al último”, afirmó Ebrard. En esa rueda prensa
mencionó en al menos tres ocasiones que no había negociado ningún puesto
político. El excanciller reconoció que Sheinbaum tenía el “bastón de mando” y dijo
que mantuvo al menos dos reuniones con ella para dejar atrás las diferencias.
Aseguró, además, que en la negociación no intervinieron ni López Obrador ni
Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena. “Lo que procedía era dialogar
directamente con Claudia y es lo que he hecho”, señaló.
Ebrard, sin embargo, no ha sido visto en los actos públicos de Sheinbaum desde
que decidió quedarse. Un día después de su anuncio, la candidata presidencial y
la dirigencia le pusieron un alto a su intención de crear la corriente “El Camino de
México” al interior del partido. Sin embargo, Delgado atajó esta semana los
rumores sobre cualquier división, no sólo entre el excanciller y la exjefa de
Gobierno, sino también entre otros aspirantes que han bajado el perfil, como Adán
Augusto López y Ricardo Monreal, que formalmente ocupan puestos en la
campaña de la candidata. El exsecretario de Gobernación fue designado como
coordinador político, aunque no se le ve en sus actos proselitistas y el exsenador,
como coordinador territorial. Gerardo Fernández Noroña fue nombrado como
portavoz y enlace con grupos sociales. “Está trabajando con nosotros, está
participando de manera muy cercana con la doctora Sheinbaum, no creo que esté
ocurriendo lo que dicen”, dijo Delgado sobre un distanciamiento con López.
Esta incertidumbre ha sido disipada, aunque no en su totalidad, por el dirigente
nacional de Morena. Cuestionado sobre la ausencia del exsecretario de
Gobernación en el evento de Sheinbaum en Tabasco, ha aclarado que los posibles
puestos los negociarán con la abanderada presidencial, en caso de ganar la
elección el próximo 2 de junio. “Están participando ya”, ha respondido Delgado a
los cuestionamientos. Sin embargo, el futuro político sigue siendo incierto.
― ¿Sabe si se inscribió Adán Augusto para el Senado?
― No, eso es algo que tiene que ver él con la doctora Sheinbaum.
López, que alcanzó el tercer lugar en la encuesta con un empate técnico, rechazó
hacer comentarios a petición expresa de EL PAÍS. Dijo que no da entrevistas y
tampoco reacciona a los dichos de otros personajes, como el dirigente del partido.
La mayor sorpresa en la encuesta de Morena, Gerardo Fernández Noroña,
tampoco ha definido su camino político aunque ha asegurado que la candidata
presidencial le ha ofrecido un cargo en caso de ganar. Sin revelar cuál es el
puesto, continúa coordinando las vocerías y el vínculo con organizaciones sociales
y civiles.
Ricardo Monreal se suma a la lista de indefiniciones y de incertidumbre. “No
hemos hablado concretamente de posiciones ni de puestos, sólo de trabajo”,
afirma en entrevista sobre las pláticas que ha sostenido con Sheinbaum. Monreal,
que este viernes se reincorporó al Senado, dice que compaginará sus labores

legislativas con sus responsabilidades de organización territorial en la campaña
presidencial. “Ya después veremos posiciones, lo importante es que el movimiento
triunfe y se siga profundizando el cambio”, comenta sobre su futuro en el próximo
sexenio. “En tanto me lo permita la ley, voy a trabajar para que la doctora Claudia
Sheinbaum pueda resultar triunfadora”.
Manuel Velasco, del Partido Verde, también se ha alejado de la escena política
tras la contienda interna. Y aunque el futuro parece incierto, no se advierte que le
importe. Está dedicado a acompañar a su esposa, la cantante Anahí en la gira que
realiza con el grupo pop RBD, en compañía de sus dos pequeños hijos.
El futuro político de las corcholatas que se quedaron en el camino mantiene tintes
de incógnita y de tabú. “Cargos, no encargos”. Esa ha sido la directriz que ha
lanzado López Obrador a la cúpula y la militancia de Morena, en tiempos de plena
efervescencia a poco más de seis meses de que los mexicanos vayan a las urnas
para elegir más de 20.000 cargos públicos en los comicios del próximo año. Está
previsto que el panorama se aclare bastante a partir de enero próximo, en el inicio
formal de la campaña presidencial y cuando cierran plazos clave para el reparto
de candidaturas al Congreso.
¿Qué pasará con las otras corcholatas? La incógnita prevalece alrededor de
Sheinbaum, que a diferencia de sus rivales Xóchitl Gálvez y Samuel García, ocupa
una posición central en la llamada “operación cicatriz” y en la gestión política para
consumar la transformación de sus viejos rivales en aliados clave para sus
aspiraciones en 2024.

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